Desde mis aires seguiré vuestro encuentro
Por mi sinuoso, indescifrable camino
Hacia el azul del espíritu, hacia el centro
No sé qué rumbo me marcó el destino
Ni sé en qué mares encontraré puerto
Busco como todos la senda a lo divino
Qué distingue no sé lo falso de lo cierto
Con distinciones no sé a dónde se llega
Os lo diré el día en que esté muerto
Distinguen mis ojos en la luna llena
El brillo del sol que parece suyo
Y aunque no lo es a la noche entrega
Escuchan mis oídos las voces y murmullos
De sabios, de ignorantes, de idiotas y de niños
Y amo por igual a flores y a capullos
Seguid, caminantes, el hilo fino
Con que Ariadna venció a la bestia:
Más no olvidéis que la bestia es uno mismo
Y recordad siempre que la vida es ésta
Donde el espíritu y la bestia se confunden
No en combate, sino en amor y en fiesta.
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